martes, 21 de abril de 2015

EL DESCONOCIMIENTO, CUIDADO CON LO QUE GUARDAS

   Hola a todos de nuevo, ya sabéis que somos unas tiendas de segunda mano, donde compramos y vendemos cosas de segunda mano, e incluso empeñamos artículos. Pues bien, hoy en día todavía nos pasa en nuestras tiendas que la gente se quede mirando y preguntándose que a ver de qué será el negocio.

   Si sorprendentemente pasa, y más a menudo de lo que os pensáis.

   Tener en cuenta, que para los que nos movemos en este mundo nuestras tiendas son algo normal y habitual, y que no nos extraña ver tiendas así. Sin embargo hay mucha gente que nunca ha entrado en una tienda de segunda mano, bien sea porque nunca ha tenido una cerca o porque nunca se les ha pasado por la cabeza comprar algo en una tienda así.

   Bueno, pues el desconocimiento por lo que podéis ver no es debido a falta de publicidad o de boca a boca, sino lo anteriormente explicado, falta de necesidad de conocer la tienda.

   Otra cosa que suele pasar es que en nuestras tiendas entre gente preguntando si somos "..............." (el nombre de la competencia, que no les voy a hacer publi), y claro, la típica respuesta que por lo menos yo les doy, siempre con una sonrisa en la cara, es: "esto es como si entras en Vodafone y les preguntas a ver  si son Orange, ambas son compañías de telefonía e internet, pero no son lo mismo" . Y ahí es donde viene la sonrisa del cliente e incluso alguno se ruboriza jejejeje.

   Bueno, pues ya sabéis algo más de nuestros negocios, que no  todo el mundo los conoce y no por falta de publicidad sino por falta de necesidad de nuestras tiendas.

   Y ya llegó el momento que esperábais, la anécdota. Esta vez trata de un cliente que nos vino a vender todo su trastero, y yo creo que parte del vecino, porque madre mía la de cosas que traía. Este hombre, había hecho limpieza, y la mujer le mandó a nuestra  tienda para sacar así algo de rentabilidad a tanto trasto. Pues bien, dentro de todas las cosas que el señor traía apareció una caja de zapatos, claro, cuando la puso encima del mostrador y la abrió vimos que dentro no había zapatos, que había un montón de cartas. El hombre se extrañó de que estuvieran allí. Claro, el hombre hizo lo que todos hubiésemos hecho, mirar a ver de quién y de cuándo eran. Cuál fue su sorpresa, que se trataban de un antiguo novio de la mujer, que se estuvo carteando con ella cuando ya estaban casados. Os podéis imaginar la cara del señor, mientras nosotros le comprobábamos las cosas que había traído y le hacíamos el contrato de compra el hombre seguía leyendo y cada vez estaba más cabreado.

   Al final el hombre nos vendió todo, y nos contó que en cuanto llegase a casa iba a tener unas palabritas con su mujer, que habían pasado casi 40 años, pero que tenía que explicarle muchas cosas.

   En fin, ya sabéis, cuidado con lo que guardáis y dónde.

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